Por: Emilio Gutiérrez Yance
Delcy Carolina Schoonewwolff Mier, es de esas mujeres guerreras dispuestas a demostrar de que están hechas en cualquier escenario así tengan el viento en contra. Sus compañeros policías la llaman “Shone” y es porque no saben pronunciar el apellido alemán que acompaña su nombre.
Tiene 32 años cumplidos de los cuales ocho los ha dedicado al servicio de la Policía Nacional donde ha tenido grandes satisfacciones, pero también momentos difíciles como cuando enfrentó a bala una banda de criminales en un barrio peligroso de Barranquilla, era la única mujer en el apoyo a sus compañeros. Corría el año 2016, estaba recién salida de la Escuela.
“Recuerdo que todos querían protegerme para que no fuera alcanzada por una bala, pero para mí era el momento de demostrar que podía ser un gran apoyo para ellos y no un estorbo. Aquel momento que duró unos tres eternos minutos, me ratificó que ese era mi lugar y que mi decisión de dejar mi carrera había sido la correcta”.
Delcy Carolina, estudió auxiliar de odontología en la Universidad de Cartagena de Indias, pero luego de unos meses de estar ejerciendo no muy bien remunerada, sintió la necesidad de ingresar a las filas de la Policía donde estaban unas primas a las que veía con admiración y respeto con aquel uniforme verde oliva, símbolo de vocación.
Atendió el llamado de su corazón y decidió hacerse policía apoyada por sus padres, allí conoció al que sería el padre de su hijo, pues ambos enamorados pidieron un milagro y en agosto de 2019, nació Luis Manuel, quien hoy se acerca a los cuatro años y es el motor que la impulsa a caminar cada día con la frente en alto orgullosa de lo que es.
Su pequeño hijo queda al cuidado de sus padres, ella es madre soltera por circunstancias derivadas de su trabajo, los dos Policías casi nunca coincidían en horario y el amor eterno que se juraron ante el Milagroso, se fue apagando.
Recientemente, el menor fue llevado a la Villa de San Benito Abad donde está la imagen del Cristo Milagroso para pagar la promesa por aquel hijo que fue pedido de rodillas y llegó a alegrar el corazón y el alma de Delcy.
Tras graduarse en la Escuela Carlos Eugenio Restrepo de la Estrella, Antioquia, fue asignada a la Metropolitana de Barranquilla, era la única mujer entre 25 hombres de su escuadra y tras varios meses de patrullaje sorpresivamente le salió traslado para Cartagena de Indias, la tierra donde nació, allí integra la unidad de Tránsito y Transportes.
En carretera fue víctima de amenazas y toda clase de insultos por parte de conductores irresponsables a quienes por no cumplir las normas se les inmovilizaba el vehículo o se les hacía un comparendo. Ahora está en la parte administrativa, otro gran reto que superó con creses pues no era fácil pasar de la calle a una oficina.
Su niñez transcurrió feliz en varias regiones del país, pues su padre, Luis Guillermo Schoonewwolff Insignares, un pensionado de la Armada de Colombia, era trasladado de lugar constantemente. Es la segunda de tres hermanos, uno de ellos decidió integrar las filas de la Armada Nacional y el otro trabaja en audiovisuales.
Estando en Barranquilla, la capital del Atlántico, recuerda que una mañana cualquiera le fue asignado un compañero con el cual vivió momentos incómodos porque ese patrullero no le gustaba trabajar con mujeres, decía que en un momento de emergencia no se iba a sentir respaldado, pero ella demostró que era de gran apoyo, estuvo alerta en todo momento e inclusive lo salvó de varias situaciones riesgosas.
La patrullera vive con sus padres, su servicio a la patria no le da el espacio suficiente que quisiera para estar más tiempo con su pequeño hijo, pero aprovecha cada instante para demostrarle su amor incondicional de madre y pide a Dios le de muchos años para compartir su vida, sus logros y sus sueños.
Recuerda que sus momentos más memorables fueron cuando recibió grado de bachiller, grado como auxiliar de odontología y como patrullera. “Siempre lo sentí como un gran logro después de tanto esfuerzo y sacrificio”.
Casi no logra entrar a la Institución policial, pues le fue detectada una miopía que no le permitía ver muy bien a la distancia, pero su deseo de entrar era tan inmenso que decidió operarse y volver a la convocatoria. Recuerda que el duro ejercicio diario en la Escuela le hizo bajar 18 kilos de peso.
En la época del llamado “plan pistola” ordenado por el “Clan del Golfo”, tenía temor por su vida, pero se aferraba a su fe, se encomendaba a Dios y salía a cumplir con su deber en medio de aquella terrible amenaza donde murieron varios de sus compañeros sin oportunidad alguna de defenderse.
Ella de género guerrero y llena de coraje nunca pensó en renunciar. Asegura que está protegida por la sangre de Cristo y quiere escalar bien alto en la Institución siempre firme y con la frente en alto bajo la premisa que nació para servir. Su frase de combate es: ¡Si hoy lo sueñas, mañana lo logras!