Dos almas gemelas en la Policía Nacional, Yurany y Yenifer

Paradójicamente, el municipio de Riosucio (Caldas), de donde son oriundas nuestras dos gemelas, posee dos enormes iglesias centrales y tiene un carnaval que es patrimonio inmaterial de Colombia y que se celebra cada dos años. Pareciera que el número dos fuera una bendición en este bello pueblo ubicado en el Eje Cafetero.

Yurany y Yenifer Bañol Delgado, de 26 años respectivamente, son patrulleras de la Policía Nacional y dos mujeres que, desde siempre, soñaron con formar parte de la mejor institución policial del mundo. Yuranis Bañol labora en la Policía Metropolitana de Cartagena y Jennifer Bañol en la Policía Metropolitana de Bogotá.

La primera en ingresar fue Yurani, quien desde adolescente perteneció a la cívica juvenil de la Estación de Policía de Riosucio. Cada mañana se levantaba y miraba al horizonte, buscando algún día poder ir más allá de las grandes montañas que rodeaban su pueblo. Nubes que aterrizaban y se posaban en las cúspides de los cerros.

Con el pasar del tiempo, su sueño se hacía realidad, se presentó la oportunidad de presentarse a Incorporación de la Policía Nacional. “Era mi anhelo y no podía dejarlo ir, estaba completamente decidida a luchar por ese ideal; afortunadamente mi madre y mi abuela siempre me apoyaron”, rememora Yurani.

Actualmente, con siete años en la institución, hace parte del Grupo de Carabineros y Protección Ambiental, de la Policía Nacional en Cartagena, donde comparte ese amor inherente por la fauna y la flora, tal cual, como lo hacía en su niñez cuando contemplaba las majestuosas cascadas de su tierra natal. El ruido de las cristalinas aguas, esta vez, las compara con el galope de los equinos que hoy monta para patrullar los cerros que rodean el Corralito de Piedra y sus corregimientos.

“Mi hermana gemela al verme con el uniforme puesto, se llenó de orgullo y dijo que también iba a acompañarme en este sueño de servir a las personas”, expresó Yurani.

Solo pasaron unos cuantos años, cuando Yenifer se incorporó a la Policía Nacional y fue destinada a trabajar en Bogotá, haciendo parte de la Seccional de Investigación Criminal (SIJIN).

Hoy, estas dos valientes mujeres han dado un importante paso en sus vidas. Aunque los kilómetros las separan, las une la institución que les permite portar el uniforme con orgullo y un amor congénito, inquebrantable y diamantino.

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